
La evaluación a debate.
La forma de calificar tradicional está dejando paso a contemplar opciones de evaluación que midan de mejor manera el progreso del estudiante.
La educación a distancia vivida durante el confinamiento ha revelado muchas verdades sobre el sistema educativo y posiblemente una de ellas es la falta de una evaluación completa, dando prioridad a la evaluación sumativa y dejando de lado la recopilación de datos y evaluaciones formativas para determinar realmente el progreso del alumno. El uso de tecnología hace muy sencillo este último, ya que facilita la recopilación de datos y el feedback rápido con el alumno, para poder realizar realmente un evaluación auténtica.
Algunos profesores confiesan que ha habido momentos donde han odiado evaluar y ver cómo afectaba a sus alumnos y a su motivación los exámenes, donde se jugaban la materia. La sensación de tener que comunicar solo con una nota el trabajo de un alumno puede ser muy complicado y la mayoría de las veces irrelevante. Muchos de ellos, han identificado los puntos débiles de sus evaluaciones y han introducido cambios.
Comunicación.
Confianza.
Poder mejorar.
¿Qué están poniendo en práctica los profesores?
Con la introducción de estos cambios, los profesores quieren dar peso al aprendizaje, al progreso y en general a mejorar el ambiente en sus aulas y las emociones de esus estudiantes.
El poder de tener la opción de mejorar. Pocas veces conseguimos el nivel más alto de una habilidad la primera vez la ponemos en práctica. Guiando con un feedback adecuado a nuestro alumno, podemos darle la oportunidad de demostrar su conocimiento. De esta manera también, se pueden ir programando múltiples maneras de demostrar su trabajo a lo largo del tiempo.
El poder de la autoconfianza. Una visión holística de la evaluación da la confianza suficiente al alumno para creer en su progreso y ser dueño de su aprendizaje. Un entorno justo de calificación, donde se tenga en cuenta el trabajo realizado y claro los objetivos, facilita el éxito de los alumnos.
«Una visión holística de la evaluación da la confianza suficiente al alumno para creer en su progreso.«
El poder de la comunicación. Con datos suficientes de los alumnos, se pueden identificar tendencias y orientarlos a su progreso. Si nos quedamos solo en resaltar el error la comunicación es incompleta, podemos hacer mucho más por nuestro alumno si conseguimos que aprenda de él. Cualquier actividad es buena para comunicar.
El poder de marcar objetivos. Antes de empezar un temario o asignatura, podremos preguntar en alto, ¿Qué queremos que nuestros alumnos aprendan? ¿De qué diferentes maneras lo pueden demostrar? Un sistema de rúbricas, puede ayudar a que los alumnos tengan claro los objetivos de las actividades y qué tienen que trabajar para conseguir avanzar.
Aunque al final la evaluación sea una nota en un boletín oficial, es algo que no podemos cambiar, pero por lo menos los estudiantes entienden que son parte del proceso y entienden cómo han llegado hasta ella.
Con los programas de gestión del aprendizaje y entornos digitales como Teams de Microsoft o Classroom de Google, esta parte de la evaluación te serán mucho más sencilla. Escríbenos y te ayudaremos con las herramientas necesarias.
Vanessa González
Facilitadora digital.
Mi objetivo es facilitar en los centros educativos el uso de las TIC, para que sean una herramienta útil que ayude a los profesores a innovar en sus clases. En yampit. gestiono proyectos y creo contenido útil para compartir con la comunidad educativa.
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